martes, 29 de septiembre de 2009

1.13 Dafne desenamorada



Orgulloso Apolo de la victoria conseguida sobre la serpiente Pitón, se atrevió a burlarse del dios Eros por su apariencia de niño así como por llevar arco y flechas de tamaño rídiculo.

Irritado, Eros se vengó disparándole una flecha de oro con punta de diamante, que le hizo enamorarse de la ninfa Dafne locamente, mientras a Dafne le disparó otra flecha con la punta de plomo, que le hizo odiar el amor y especialmente el de Apolo.

Dafne era una ninfa cazadora consagrada a Ártemis, y por lo tanto, rechazaba cualquier tipo de amor masculino, y, por supuesto, no quería casarse.

Apolo persiguió locamente a Dafne mientras que ella huía incansablemente de él. Pero, poco a poco, Apolo fue reduciendo distancias y cuando iba a darle alcance, y se encontraba ya cansada, Dafne pidió ayuda a su padre, el río Peneo de Tesalia. Apenas había concluido la súplica, cuando todos los miembros se le entorpecieron: sus entrañas se cubrieron de una tierna corteza, los cabellos se conviertieron en hojas, los brazos en ramas, los pies, que eran antes tan ligeros, se transformaron en retorcidas raíces. Finalmente,tan sólo en el rostro queda la belleza hasta que se convierte en la copa de un árbol.
Este nuevo árbol es, no obstante, el objeto del amor de Apolo, y puesta su mano derecha en el tronco, advierte que aún palpita el corazón de su amada dentro de la nueva corteza, y abrazando las ramas como miembros de su cariño, besa aquél árbol que parece rechazar sus besos.

Como consecuencia de este lance, el laurel es la planta dedicada a Apolo, en recuerdo de su amor por Dafne. Una corona de laurel era el premio que recibían los ganadores del concurso Pítico, más tarde coronó a emperadores y aún hoy en día sigue siendo el símbolo de los primeros premios en los Juegos Olímpicos.